Las partes por donde pasé, ya se como atravesarlas.
Al llegar a las esquinas me asomo de a poco para ver si no hay peligro.
Llega un momento en donde dejo todo y empiezo a correr. Trato de olvidar todo y a todos.
Corro sin parar hasta que tropiezo. Es en ese momento cuando recapacito.
Veo todos mis errores, y me pregunto por que los hice.
Pero de alguna forma u otra, vuelvo a entrar.
Algunas veces porque extraño la comodidad del laberinto.
Otras veces porque siento que olvide algo importante.
No importa como, cuando vuelve a salir el sol, me encuentro entre las paredes gigantes de mi propio laberinto.
Soy Teseo, y mis pecados son mis minotauros.
Espero a mi Ariadna para que me rescate.
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